Santo Toribio de Astorga, aproximación a una biografía
Nuestro Santo Toribio
“Nuestro” Santo Toribio, el Obispo de Astorga, se sabe que nació en Galicia (según la tradición en Betanzos) en los primeros años del siglo V (aproximadamente en el año 402). En el año 448 fue nombrado Obispo de Astorga y murió en el año 476 en Tuy, donde también había sido Obispo.
Su afán de combatir las herejías de la época y expandir la palabra de Dios, le convirtió en un viajero incansable. Además en esos tiempos se daba un hecho especial. El Emperador Constantino que murió en el año 337, se había convertido al cristianismo pocos años antes y eso permitió que el cristianismo fuera la religión oficial del Imperio.
Además, esa misma circunstancia propició que la madre del Emperador, Santa Elena, fuera en peregrinación a Jerusalén cuyo nombre se acababa de recuperar ya que durante la ocupación romana oficialmente se llamaba Aelia Capitolina. Pues bien, ese viaje de Elena abrió unos nuevos horizontes en Occidente, de tal manera que muchos otros personajes quisieron emular a la madre del Emperador con el fin de sentir de cerca los lugares donde Jesús había muerto, sepultado y resucitado.
Esto es lo que le ocurrió a nuestro Santo Toribio, un hombre ilustrado y virtuoso quien se embarcó en Betanzos y después de sortear las embravecidas aguas del Atlántico cruza el Mediterráneo (“Mare Nostrum” en aquel momento) y llega al puerto de Haifa para dirigirse luego a Jerusalén y los Santos Lugares.
Por sus grandes cualidades el Patriarca de Jerusalén, Juvenal, le encarga ocuparse de administrar la Iglesia del Santo Sepulcro, donde sirvió varios años siendo muy apreciado por su fervor y sabiduría.
Ello le valió que al regresar le donaran un gran trozo del Sagrado Leño encontrado por santa Elena y que se guardaba en dicha Iglesia. De regreso a su tierra, la leyenda dice que pasó por Roma y visitó al Papa León I. Su barco llegó al puerto seguro de Sabugo cerca de Avilés. De allí caminó hacia el Monsacro de Morcín y Santa Eulalia donde fundó una iglesia (hoy Santa Eulalia de Morcín).
Regresa a su tierra natal e interviene en un Sínodo que el Papa León I (San León Magno) mandó celebrar en las diócesis galaicas, concretamente en Braga en el año 443 y que Toribio presidió con los demás Obispos como Legado Papal.
Cinco años después, en el 448 fue nombrado Obispo de la Sede de Asturica Augusta (Astorga) donde mantuvo su prestigio de erudición y santidad durante los seis años que permaneció como Obispo.
La tradición dice que en esos años se inició la afamada romería de Castrotierra. A la vista de que una gran sequía asolaba la comarca de Astorga fue consultado el Obispo Toribio quien propuso que se llevase a la Ciudad la imagen de la Virgen de Castrotierra. Romería que aún se mantiene en la actualidad, saliendo cada siete años salvo que los “Procuradores de la Tierra” la voten en un año de sequía y saquen a la Virgen y a sus cincuenta pendones.
Otra curiosa tradición dice que cuando Toribio era Obispo de Astorga se acercó a Palencia para seguir combatiendo las herejías de Prisciliano. Los palentinos le recibieron con una granizada de piedras y el Obispo tuvo que correr hasta el cerro donde hoy está su ermita. Al poco tiempo se produjo un desbordamiento del río Carrión y fue interpretado como un castigo del cielo por tal acción, lo que movió al pueblo palentino al arrepentimiento. Este es el origen de la tradicional procesión que cada 16 de abril se celebra en Santa María del Otero reproduciéndose la pedrea de pan y queso que la Corporación Municipal arroja sobre los palentinos.
Después de Astorga ocupó el Obispado de Tuy.
En el año 465 el Rey visigodo Teodorico envió un ejército hacia el noroeste hispano arrasando poblaciones importantes, destrozando, profanando y robando comunidades e iglesias obligando a multitud de cristianos a exiliarse a lugares más seguros para preservar su fe y su propia vida. Este hecho es el que obligó a Santo Toribio a tratar de refugiarse en su antigua diócesis de Astorga, pero no fue bien recibido, y de ahí viene la tradición “sacudirse el polvo de sus sandalias” al abandonar Astorga. Este episodio se recuerda en el denominado Crucero de Santo Toribio que hay a escasos kilómetros de Astorga, concretamente en el alto de Santo Justo de la Vega. (Pueblo que tiene como fiesta principal a Santo Toribio)
De aquí se dirigió de nuevo a la zona asturiana que conocía, concretamente a Morcín, Riosa, Monsacro y La Granda. Allí permaneció con su comunidad hasta que ya sin riesgos de persecución pero con muchas penalidades consigue regresar a su antigua diócesis, donde murió en el año 476.
La tradición, tal como ya comentamos antes, nos dice que sus restos fueron llevados en el siglo X al Monasterio de Liébana junto con la mayor reliquia de la Cruz de Cristo ya que, en efecto, es este Monasterio quien tiene el privilegio de mostrar el trozo de la Vera Cruz más grande del mundo, incluidos los existentes en Jerusalén, Roma o París, pues tiene 63,5 cm de leño vertical, 39,3 de trasversal y un ancho entre 3,9 y 9,5 cm. (Algunas astillas de ese Lignum Crucis fueron sacadas para otros relicarios).
Esta es la historia de este curioso e importante personaje del siglo V que nos es tan familiar y cercano en Valdefuentes del Páramo al igual que en el resto de la diócesis de Astorga. Por ello parecía oportuno recuperar una fiesta tan tradicional y entrañable para todos.
¡¡Feliz día de Santo Toribio!!
Valdefuentes del Páramo, 19 de Abril de 2004.
Texto elaborado por Martín Manceñido Fuertes.
Bibliografía consultada: Centro de Estudios Montañeses
J.M. Alonso del Val. VE Multimedios- J. Gros y Raguer
Fotos de la celebración
A continuación una muestra de las fotos que ilustran el evento sobre Santo Toribio de Astorga.
|